Vivir en un camión en mitad de Transilvania.

Antes de llegar a su casa, Su que así se llama ella, me comentó que yo dormiría en su camión, pues poner mi tienda donde los osos bajaban cada noche no iba a ser muy divertido, además en Harghita, justo en el punto donde estábamos, se encuentra la mayor población de Osos pardos de Rumanía.

Muchas personas en el mundo tienen una furgoneta habilitada para dormir, sin más eso es lo que yo esperaba encontrar, pero cuando llegué allí me quedé sin palabras, me enamoré de ese hogar que era el camión y del entorno.

Su tardó tres años completos en terminar ese, el que había sido su hogar (ahora duerme en una yurta de Mongolia, nada que se desconozca en estas tierras, pues Genghis Khan trajo al imperio Mongol por estos lugares). El camión, que antiguamente fue utilizado para transportar caballos, estaba completamente reformado con madera, ella se deshizo de todo el frío hierro de ese vehículo, imaginaros el trabajo de hacer desaparecer toda la armadura de un camión para cambiarlo por madera sin que éste se venga abajo y además dejarlo a punto para que aun pueda rodar.

Este hogar me resulta enormemente acogedor, tiene una cama enorme y cómoda de algodón y pelo de oso al lado de una ventana donde se ven miles de estrellas, también hay cocina, horno y chimenea. Sobre el camion en el que ahora vivo se esta construyendo una “terraza” cerrada con troncos para poder dormir y ver las estrellas como si estuvieras en el propio cielo (digo terraza porque es directamente una planta de arriba sujeta por troncos sin tener planta de abajo, se sube por unas ramas que hacen de escalera).

El poder de la naturaleza en este lugar es potente, además de por el entorno, porque en la propia casa todo es de madera. Cada mueble está cuidadosamente diseñado, cada detalle que no es de madera, como los altavoces para la música, están recubiertos con ella, unas ramas de árbol sirven de brazo para colgar las trazas de té, otras hacen de tendedero, en el jardín, por no decir en el bosque porque este es un espacio abierto sin vayas ni puertas, se utilizan igualmente ramas para hacer cualquier avío.

Como os cuento, la propia vida aquí nos da los recursos para vivir, la casa, decoración y utensilios vienen de los árboles, el agua del manantial (pues instalaciones de agua en esta zona no son posible), la ducha de la lluvia donde el propio bosque hace de cuarto de baño, todo un lujo, las ensaladas que comemos se cogen del jardín entre una variedad considerable de hojas, especias y flores, no se necesita frigorífico porque aquí se come al día. Cada mañana recogemos las ramas y piñas caídas para el fuego del anochecer, las cenizas del fuego después se utilizan de “cisterna” que tapan nuestras “necesidades” para que no huelan. Hay tantas cosas aqui que nos abastecen que siento que este es el mundo real, la vida.

Su es una persona que ha crecido en naturaleza, la ama, la valora, la respeta, le habla, la mima y la entiende. Ella es otra persona que ha apostado por una vida sostenible y lo más autosuficiente posible. Admiro a Su porque ella es claro ejemplo de mujer que genera un cambio para el mundo empezando por ella misma.

Aqui he vuelto a andar descalza, pisar la tierra, tocarla, olerla, no os podeis imaginar lo sanador que es todo esto, es la limpieza fisica y mental mas potente que he probado. Mi vida aquí es mágica y tranquila, despertarte con el sol, preparar el jardín tocar la tierra húmeda con manos y pies, su olor, encontrar ese tipo de pequeñas serpientes negras y plateadas, hacer algo de música, escribir, una hoguera para la luna nueva, encender la chimenea a las seis de la tarde y eso es todo, observar el fuego, tumbarte y sentir los osos alrededor, este lugar es mágico y cargado de vida.

Algun dia pasare a decirle Hola! a Su.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Dar limosna? contras, pros, ética y moral.

Hace ocho años, primera vez que vine a India y primera vez en un país en vías de desarrollo, mi amigo Ángel que ya había estado varias veces por aquí y en otros países con alta taza de pobreza me dijo que él no daba ni daría dinero a los niños que piden en las calles.

La escuela libre. El derecho del niño a ser quien es

No abren las puertas a las nueve de la mañana ni a ninguna otra hora, se duerme aquí mismo, pues más que una escuela en una comunidad. Se levantan a las seis en punto cada mañana y se empieza el día con yoga y meditación. No hay pupitres ordenados mirando a ninguna pizarra, ni exámenes, ni calificaciones, como tampoco hay grupos de niños clasificados por edad. Aarohi es un espacio abierto, un lugar de convivencia y aprendizaje personal y grupal en plena naturaleza en Bodichipalli, Tamil Nadu, en la India más rural.