Gitanos, payos y personas

La mas fuerte razón por la que estoy en Rumanía es para darme la oportunidad de conocer a sus gentes, ya que en los últimos años una oleada de personas de esta parte del mundo, entre ellos gitanos, han llegado a la tierra donde nací, que llaman España, para trabajar e intentar sobrevivir algo mas dignamente que en su propio lugar, y como la xenofobia es notable me dedico un tiempo por estas tierras y así poder tener una sensación de primera mano.

Creo que muchas personas (sobretodo las que consumen TV en abundancia o son fans de ciertas agrupaciones políticas) cuando generan un sentimiento de rechazo hacia otra raza parten de la base de su propia identidad, razonando “el es gitano y yo no soy gitano“, y nuestros padres no nos enseñaron que antes de adquirir una identidad somos personas por igual. Mas después están las etiquetas que el gitano tiene en la sociedad de los payos: gitano sucio, gitano peligroso, gitano inadaptado, y nuestros profesores no nos enseñaron que hay un problema de base, ¿O no?.

Al parecer, y hablo de España, gitanos y payos tenían hasta el Siglo XV una buena convivencia, hasta que los Reyes Católicos, esos mismos que patrocinaron la conquista de América, se les antojo una raza pura para el estado español. Así pues cargaron en contra de los gitanos amenazándolos con la esclavitud si no abandonaban el país, quitándole mas derechos, capturándolos y encerrando a hombres y mujeres por separado para extinguir su raza. Y yo, que ni se de historia ni de psicología pero soy persona, siento que ese rechazo de entonces y ahora refuerza la identidad de los gitanos y los payos.

Hoy, cuando yo misma me auto-invité a subir a la carreta de este gitano no pensé ‘cuidado que es gitano’, pensé en estar alerta, pues no lo conozco, estoy en un lugar para mi desconocido, es su terreno, no entiendo el idioma, soy joven, mujer, tengo que cuidarme y partir de la base que soy vulnerable, vulnerable con gitanos, payos y perros. Me siento a gusto y no tengo miedos, recojo sensaciones, y cuando ‘checkeo’ a una persona lo hago por su mirada, sus expresiones y otras energías que nada tienen que ver con filtros racistas, aunque sí, el es gitano y yo paya.

Sea como fuere me auto-invite a esa carreta tirada por un caballo, al mando un gitano mayor, y en la carreta la que supuse su mujer y yo, mientras el caballo trotaba calmo estuvimos haciendo un acercamiento por conocernos entre mímica y sonidos. Ni ellos sabían donde querría yo bajarme y ni yo misma lo tenia muy claro, solo quise dejarme llevar y sentirlos mas de cerca, pues en sus ojos leí que estaba bien acompañada. Dos pueblos mas al sur tomo el desvio hasta la que supuse su barriada, le pregunte que si era su casa, baje, me invito a pasar, era una pequeña habitación, enseguida saco un mantel y me puso una sopa por delante, un tomate con cebolla y sal y mucho pan, su mejor, ellos pensaban que yo no tenia dinero.

Enseguida la pequeña casa se lleno de niños y adultos, unos 15 entre vecinos, hijos y nueras. Sin hablar el mismo lenguaje no se puede profundizar en una conversación pero podemos contarnos la edad que tenemos, la familia, algunas cosas que nos gustan, y podemos cuidarnos, regalarnos sonrisas y pasar un buen rato. Me hubiera quedado un rato largo mas por allí, pero cuando supuse que era hora de irme me acompañaron hasta la carretera principal, me arroparon pues al parecer por las 2 o 3 primeras casas de la barriada pueden robarme si me ven pasar sola, y no creo que el ser gitanos como ellos fuera la razón. Me acompañaron, y me despidieron con sonrisas, miradas sinceras y abrazos de amor.

Quizás es que ellos eran gitanos buenos, y los payos que me aconsejaron no ir con ellos lo mismo también eran payos buenos, no lo se porque no les conozco.

Le monde est magnifique!

 

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No abren las puertas a las nueve de la mañana ni a ninguna otra hora, se duerme aquí mismo, pues más que una escuela en una comunidad. Se levantan a las seis en punto cada mañana y se empieza el día con yoga y meditación. No hay pupitres ordenados mirando a ninguna pizarra, ni exámenes, ni calificaciones, como tampoco hay grupos de niños clasificados por edad. Aarohi es un espacio abierto, un lugar de convivencia y aprendizaje personal y grupal en plena naturaleza en Bodichipalli, Tamil Nadu, en la India más rural.