Autogestión, camino hacia una vida más plena.

Hace algun tiempo tomé la determinación de conocer más de cerca una vida autogestionada y crecer hacia allí, y yo mujer de ciudad y desconectada del mundo rural, ahora que mi tiempo es mio, me doy el gusto de aprender de aquí y de allá, y asi fui a parar a Szabadság Tanya (“Casa de la Libertad” en Hungaro). Allí viven Dominik, Esthe y el pequenio Ilya, una familia que deshizo la vida Suiza del capital para rehacerla en Hungría en armonía con la naturaleza y a su manera.

Dominik y Esthe han construido su casa de barro y madera, un año y medio y 3000 ladrillos hechos uno por uno con sus propias manos. Un año y medio quizás les pueda parecer a algunos una esclavitud y eternidad pero qué acerca de trabajar toda una vida para no poder pagar el hogar que compraron, hipotecaron y afortunado al que no se lo robe algun banco.

En Szabadság Tanya viviamos alrededor de 15 personas ayudando a construir ese lugar, al ser tantos se respiraba puro aire a comunidad, amor, cooperación, buena energía y tranquilidad. Pasaron por allí familias con sus hijos, personas que viajan sin dinero, músicos, escritores, perros, personas de muchos lugares y con mucho amor y ganas de compartir.

Básicamente los trabajos a realizar allí eran tres:

  • Trabajos creativos: decoración con pintura, escultura, upcycling, cualquier cosa que pase por tu mente es bienvenida mientras la disfrutes haciendo y aporte al lugar.
  • Trabajos de bio-construccion basados en permacultura: mesas, estanterías, espacios abiertos, cerrados…
  • Trabajos en la tierra: recogida de manzanas, peras, ciruelas y elaboración de zumos o vinagre.

La libertad a la hora de trabajar es imprescindible para hacer que aquello funcione, si te sientes para trabajar algo de construcción puedes hacerlo ese día, si te sientes mas creativo vé a por esa opción. Así pues cada día en esta casa ha sido una alegría y un levantarse cargado de motivación por el qué voy a hacer hoy y qué puedo aprender.

Os enseño este horno de barro que construí con cero conocimiento previo y a pesar de esto los panes que de allí salían estaban bien ricos!

Me gustaría enseñaros además esta “pachamama” que la disfrute tanto haciendo y puse tanto amor, pues en este momento en el que me encontraba representaba para mi como ella: la libertad, la reflección, la vida.

Volver a la vida simple me llena de energía, mas de un mes descalza, sin espejos, cocinando al aire libre en hogueras improvisadas, sentarse al fuego cada noche, un saxo que suena de fondo, el amor que siembras y recoges, la lluvia…

Agradecida del tiempo sin reloj,
de este camino con pies descalzos,
de mirarme sin espejos,
de tenerme sin poseer nada mas,
de esta musica al aire libre,
de esta comida a fuego de acacias,
de este aire sin humo.
Agradecida de aquellas estrellas fugaces y
de estas que aun perduran.
Agradecida de este rumbo calmo y sereno,
de esta vida,
ser y estar sin mas.

 

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Hace ocho años, primera vez que vine a India y primera vez en un país en vías de desarrollo, mi amigo Ángel que ya había estado varias veces por aquí y en otros países con alta taza de pobreza me dijo que él no daba ni daría dinero a los niños que piden en las calles.

La escuela libre. El derecho del niño a ser quien es

No abren las puertas a las nueve de la mañana ni a ninguna otra hora, se duerme aquí mismo, pues más que una escuela en una comunidad. Se levantan a las seis en punto cada mañana y se empieza el día con yoga y meditación. No hay pupitres ordenados mirando a ninguna pizarra, ni exámenes, ni calificaciones, como tampoco hay grupos de niños clasificados por edad. Aarohi es un espacio abierto, un lugar de convivencia y aprendizaje personal y grupal en plena naturaleza en Bodichipalli, Tamil Nadu, en la India más rural.